Es la primera guía protestante sobre esta temática editada en España (y que se conozca en español).
El principal responsable de elaborar y coordinar esta Guía de Acción Pastoral contra la violencia de género es Marcos Zapata, pastor evangélico, terapeuta familiar, Presidente de la Comisión de Familia de la Alianza Evangélica Española y miembro de la Junta Directiva del movimiento Buenas Noticias.
En una entrevista explica que intenta que se pueda afrontar un problema que a veces se niega o se esconde, pero que está presente y puede ser atendido en las iglesias evangélicas.
La guía es pues pionera en su género, y podría considerarse un manual que, a lo largo de sus 100 páginas, sirve de instrucción práctica para pastores y para todos aquellos relacionados con el trabajo familiar en la iglesia, así como para profesionales de sectores sociales.
Desde una perspectiva protestante, busca ayudar y guiar al terapeuta a manejar adecuadamente una situación tan complicada como resulta ser la atención a una familia en la que se estén produciendo malos tratos.
Zapata afirma que si bien está guía es para utilizarla entre los evangélicos, lo puede hacer “cualquier persona que incluso no sea creyente”.
NO MIRAR HACIA OTRO LADO
«Siete millones de españolas han sufrido violencia, y no podemos quedarnos impasibles. El 53 por ciento de los hombres que maltrataron de las mujeres también abusaron sexualmente de sus hijos. El 28 por ciento de las mujeres españolas han sufrido relaciones sexuales forzadas antes de los 16 años», cuenta Zapata.
Datos escalofriantes que deben ser entendidos y afrontados en y desde la iglesia, “llamada a marcar una diferencia”. Zapata explica que se trata de un tema «tabú» entre los propios evangélicos. «Esto no pasa entre nosotros, solemos decir, y sí pasa», advierte el pastor. Por eso es necesario «quitarnos el velo de los ojos y entender que está pasando para poder tratarlo».
Porque hay violencia de género en el seno de las iglesias evangélicas, de acuerdo a lo que explica el pastor. Una, la menos frecuente, sería la que se produce en la pareja en forma «de maltrato físico», pero también otra más escondida, que tiene que ver con «una violencia psicológica, lingüística, y a veces teológica».
Así, la guía aborda ambas formas de violencia, intentando dar respuesta en base a lo que la Biblia enseña sobre las relaciones personales, las relaciones de hombre y mujer, y la estructura de la familia. «Definimos el maltrato como lo contrario al buen trato. Si no estás recibiendo un buen trato, estás recibiendo maltrato.
Por eso lo hay en las iglesias, porque muchas mujeres no son tratadas en nuestras congregaciones como hijas de Dios», explica el pastor.
Entre estos aspectos más escondidos de violencia, Zapata destacó los que llama «machismos cognitivos», como la intimidación, el concepto de la superioridad de la lógica varonil, la no participación en labores domésticas o el control del dinero por parte del hombre.
Unas actitudes que a veces se adscriben a un sesgo cultural para justificarse, aún en las mismas iglesias. Por eso, ante todo, la guía hace un primer llamado a cambiar la mentalidad para poder afrontar este problema con responsabilidad y llegar así a soluciones.
AFRONTANDO EL PROBLEMA
La guía comienza con una descripción del marco legal, algo «necesario» para entender que «una acción pastoral tiene una responsabilidad legal. Cuando haya una situación de maltrato, estamos legalmente sujetos y seremos responsables si aconsejamos en contra de lo que la ley establece», avisa Zapata. Este marco teórico aporta un modelo de actuación para los pastores «que no había sido escrito aún». «¿Qué hacer? Nosotros indicamos el modelo de actuación, un mínimo modelo terapéutico, una serie de consejos, y una buena guía de intervención social, en casos como acompañar a una mujer al juez o a la policía. Y por último, unos apuntes pastorales que hablan de la realidad de la mujer y cómo la iglesia puede establecer una diferencia».
En el aspecto práctico, la guía ofrece algunas claves para poder detectar los malos tratos.
«Cuando la mujer se aísla, no participa de la congregación, tiene actitudes autodestructivas, hay que saber por qué. Una mujer que depende del varón y de las figuras de autoridad muestra una actitud defensiva,…» son algunos de los ejemplos que Zapata aporta y que en la guía se amplían y detallan para conocimiento de los lectores. Algo importante es que los pastores sepan que la mujer tiene muchos derechos y debe saber que puede y debe aferrarse a ellos para defenderse. «Toda mujer tiene derecho a la información, al tratamiento adecuado, al servicio asistencial, hay pisos de acogida, hay sueldos de emergencia, hay protección de la intimidad para que se guarde y no se sepa su situación, puede solicitar protección, derecho a la reparación del daño y a la indemnización del mismo…» explica Zapata.
La guía ofrece, sobre todo, unas herramientas «para que quien interviene no lo haga mal, no cometa errores». Para ello se explica al detalle «el ciclo de la violencia, un ciclo que siempre funciona igual y hay que conocerlo, y sobre el que desarrollamos unos principios de actuación». El más básico, no caer en consentir la violencia bajo ninguna causa: “la primera medida es la separación si es necesaria”.
Además se detallan los recursos que el pastor puede utilizar para ayudar a la mujer maltratada. «Se explica a dónde tenemos que ir primero, qué es una orden de protección… Es para que los pastores conozcan el contexto en el que se van a mover. El propósito es informar, apoyar, persuadir, ayudar a la persona que pasa esta situación terrible», añade Zapata.
VIOLENCIA TEOLÓGICA
La parte final de la guía contiene dos secciones: «La invisible realidad de la mujer cristiana» y «Las iglesias deben hacer la diferencia», que son tanto una declaración de principios como una advertencia. «La advertencia tiene que ver con una mala formación de los agentes pastorales que llevan a mujeres que han sufrido abuso durante años con la fácil solución e volver a un matrimonio donde será nuevamente maltratada. La respuesta cae en convicciones aparentemente correctas, pero engañosas», avisa Zapata. En cuanto a lo que la iglesia puede aportar, el pastor explica que «tenemos la capacidad de influencia que no tienen psicólogos, médicos… Tenemos una ventaja porque somos personas de autoridad, podemos llegar a cualquier generación, podemos ser agentes de cambio dentro de la familia».
La iglesia evangélica «debe hablar sobre el maltrato, tenemos que estar a disposición de la mujer que sufre durante la crisis». Finalmente, la guía recoge dos artículos de Protestante Digital. «Las mujeres, el Mesías y Pablo» y «Señorear con Adán», firmados por Antonio Cruz y Luis Marián respectivamente, que aportan un enfoque claro que demuestra que «la Biblia y Pablo no son misóginos, sino todo lo contrario», explica el editor. «Dios creó al hombre varón y hembra, y maltratar a la mujer es ir en contra de su voluntad, maltratando la imagen de Dios», resume.
La Alianza Evangélica Española ha puesto a disposición de todos aquellos que lo deseen el acceso a la guía, que puede descargarse desde la página web de la Alianza (www.alianzaevangelica.es), en la sección de la Comisión de Familia. Una guía editada con excelencia, que servirá de gran ayuda para la labor pastoral de las iglesias evangélicas y de todo aquel que quiera profundizar en la solución de esta lacra de la sociedad.
■ Autor: Redacción PD
■ Fuente: Protestante Digital